Estudio Ecosistema
Biotecnológico Nacional

Chile reúne condiciones únicas para posicionar a la biotecnología como un motor de desarrollo económico y de sostenibilidad. Esta disciplina, de carácter transversal, tiene el potencial de transformar sectores productivos, elevar la competitividad y agregar valor a los recursos naturales. Su incorporación es clave para enfrentar desafíos estratégicos del siglo XXI, como el cambio climático, la seguridad alimentaria, la transición energética y la economía circular.

El estudio, realizado por el CBT, tuvo como objetivo mapear, identificar y caracterizar regionalmente a los principales actores que conforman el ecosistema biotecnológico nacional, abarcando la oferta y la demanda de soluciones biotecnológicas, sus capacidades y las dinámicas de interacción entre ellos.

El Estudio

La biotecnología no se desarrolla de manera aislada, sino como un entramado multi-actor en el que las empresas establecen vínculos y cooperaciones estratégicas con diversos actores del sistema. Esta dinámica colaborativa facilita el acceso a recursos críticos —desde capacidades de comercialización hasta financiamiento— y requiere una mirada ecosistémica para su comprensión y fortalecimiento. El estudio del Ecosistema Biotecnológico Nacional es el primero que aborda un análisis integral de los distintos actores.

Este informe constituye, por lo tanto, una herramienta estratégica para comprender y proyectar el desarrollo de la biotecnología en Chile,  ofreciendo un mapa integral y caracterizado de empresas y actores clave, organizados por región y función dentro del ecosistema, y permite identificar con claridad brechas críticas —como infraestructura, financiamiento y articulación— junto con tendencias emergentes, entre ellas la aparición de programas de innovación abierta y apertura a la vinculación con proveedores locales.

Este diagnóstico territorial entrega insumos y guías para el diseño de políticas públicas y estrategias de inversión privada orientadas a fortalecer capacidades tanto regionales como nacionales, así como para priorizar áreas de mayor impacto productivo en las iniciativas de colaboración ciencia–industria.

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